Según un análisis de 2023, la vida humana podría estar restringida por un techo biológico que, hasta ahora, no ha sido superado, pues aunque algunas personas superan las expectativas, aún existen limitaciones.
La persona más longeva registrada hasta la fecha ha llevado a los científicos a considerar que la vida humana podría estar naturalmente limitada a una cifra. Sin embargo, la pregunta que persiste no es sólo cuánto tiempo puede vivir una persona, sino cuántos de esos años pueden ser vividos con calidad, es decir disfrutando de una vida funcional, psicológica y socialmente plena.
La expectativa de vida
A pesar de los avances científicos y tecnológicos, la expectativa de vida según la ciencia está restringida a los 122 años de edad. La persona que alcanzó esta cifra fue Jeanne Calment, quien falleció en 1997. Sin embargo, en Estados Unidos, por ejemplo, se ha sufrido un retroceso significativo en los últimos años, especialmente después de la pandemia de COVID-19.
Según datos provisionales del Centro Nacional de Estadísticas de Salud analizados en 2023, la esperanza de vida promedio disminuyó de manera notable en varias comunidades. Los pueblos indígenas estadounidenses y los nativos de Alaska experimentaron la mayor caída debido a que se registró una reducción de 6.6 años, lo que situó su expectativa de vida en 65.2 años.
En el caso de las comunidades afroamericanas e hispanas también existe un descenso considerable, pues se registró que se redujo aproximadamente cuatro años, alcanzando los 70.8 y los 77.7 años, respectivamente.
En contraste, los asiático-americanos y los blancos vieron una disminución de alrededor de dos años, lo que los mantiene con expectativas de vida que oscilan entre los 83.5 y los 76.4 años.
Estos datos reflejan el impacto directo de la pandemia así como las desigualdades estructurales en el acceso a servicios como la salud y los recursos, que afectan de manera desproporcionada a ciertos grupos demográficos.
La calidad de vida, un factor crucial en la longevidad
Más allá de la cantidad de años vividos, los expertos hacen énfasis en la importancia de tener una buena calidad de vida durante esos años. Briana Mezuk, co directora del Centro de Epidemiología Social y Salud Poblacional de la Universidad de Michigan, subraya que la longevidad no sólo debe medirse en términos de tiempo, sino también en función de la capacidad de las personas para disfrutar de una vida activa y significativa.
“Todo tiene un límite. No conocemos ninguna criatura en el planeta que no muera en algún momento”, afirmó Mezuk en declaraciones recogidas por Pop Science. Sin embargo, añadió que la verdadera cuestión radica en determinar cuánto tiempo podemos vivir manteniendo una vida psicológica, funcional y socialmente satisfactoria.
Este enfoque pone de relieve la importancia de los años vividos con salud, conocidos como “años de vida saludable”, que no siempre coinciden con la expectativa de vida total. La diferencia entre ambos conceptos es crucial para entender los desafíos que enfrenta la humanidad en términos de envejecimiento y bienestar.
Aunque la ciencia ha logrado avances significativos en la comprensión del envejecimiento, el límite máximo de la vida humana sigue siendo un tema de debate. Hasta ahora, ningún ser humano ha superado los 122 años, lo que sugiere que podría existir un techo biológico para la longevidad.
Sin embargo, esto ha motivado a los investigadores a seguir explorando formas de extender tanto la duración como la calidad de la vida humana aún cuando el envejecimiento es un fenómeno universal.
Cabe destacar que la longevidad no sólo depende de los avances médicos y tecnológicos, sino también de distintos factores como los económicos, sociales y ambientales, pues influyen directamente en la calidad de vida de las personas.
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