La aviación mexicana está pasando bajo la lupa de las autoridades aeronáuticas norteamericanas, al estar en curso la auditoría del programa IASA (International Aviation Safety Assesment), que tiene como finalidad verificar que la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) se encuentre en cumplimiento con los estándares de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), específicamente con lo referido en los Anexos 1 (Licencias), 6 (Operaciones) y 8 (Aeronavegabilidad), situación que no tiene nada contentos a algunos funcionarios mexicanos, pues la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos de América (FAA) realiza este programa con un criterio unilateral en fechas y procedimientos que parecieran ignorar que México es un Estado Libre y Soberano, el cual debería reservarse el derecho de aceptar la auditoría, o al menos fijar las fechas de manera consensuada, independientemente de si está o no en capacidad de responder adecuadamente a este requerimiento de los estadounidenses.
Parece que a muchos dentro de la AFAC no les gustaron nada las formas de sus pares norteamericanos, ya que pese a que se argumentaron las dificultadas derivadas de la pandemia (que por ahí se dice que los contagios de Covid-19 redujeron el número de inspectores disponibles en la Dirección Adjunta de Aviación de la AFAC para atender la mentada auditoría de 34 a solamente 11), la FAA no cedió e inició el procedimiento el pasado 19 de octubre, a través de un método remoto, el cual concluirá hasta el próximo 30 de este mismo mes. Dicha auditoría consta de formularios con 310 cuestionamientos mediante los cuales la FAA determinará si las autoridades mexicanas tienen la infraestructura adecuada para garantizar que los operadores realizan sus vuelos internacionales de conformidad con los lineamientos establecidos por la OACI.
Más que de forma, el fondo de la incomodidad entre las filas de la AFAC por la intervención de los vecinos del norte se basa en el pánico que sienten por la muy factible posibilidad de que no salgan bien parados de la revisión, y que como consecuencia de esta se degrade a México a Categoría 2 (como penosamente ocurrió hace casi una década), lo que implicaría que a las aerolíneas mexicanas que tengan vuelos hacia Estados Unidos solamente se les seguiría permitiendo operar en los niveles actuales, pero con una vigilancia más estricta por parte de FAA, además que no se permitirían códigos compartidos y las extensiones o cambios en servicios de las líneas mexicanas hacia el país del norte tampoco estarían permitidos; aunque sí se permitirán nuevos servicios siempre que estos se operen con aeronaves en arrendamiento húmedo contratado a aerolíneas debidamente autorizadas de Estados Unidos o de cualquier otro país con Categoría 1 que estén autorizados a dar dicho servicio. De suceder la degradación, el escenario resultante, teniendo como marco la crisis sanitaria mundial, significaría sin duda una situación bastante catastrófica en términos económicos para la aviación mexicana, algo muy grave considerando cómo andan ya de mal las aerolíneas nacionales.
La angustia que sienten algunos dentro de la AFAC es muy entendible pero quizá no justificable, pues desde hace muchos años la FAA dejó muy claro que para poder mantener la Categoría 1 México debía cumplir una larga lista de requisitos, incluyendo la creación de un organismo independiente para la investigación de accidentes aéreos y tener mejores niveles de capacitación para sus verificadores e inspectores aeronáuticos, lo que evidentemente no se ha podido lograr del todo, aunque también hay que señalar que al parecer se ha notado algo de hostilidad por parte de los norteamericanos en la manera que están efectuando sus procedimientos, lo que le ha echado más leña a este candente enredo, cuyo desenlace se ve muy difícil de predecir, lo cual desde cualquier óptica me parece bastante delicado, pues en un mundo ideal no deberíamos tener duda alguna sobre si México puediera pasar o no una prueba tan importante.
Justo en medio de los problemas más difíciles que se han vivido en la historia aviación mexicana, con todas las aerolíneas sufriendo grandes pérdidas y recortando en conjunto miles de empleos principalmente por culpa de la pandemia, el estira y afloja entre la FAA y la AFAC ahora determina un momento verdaderamente crítico para el futuro inmediato de la industria aérea nacional, pero aquí más que desear que se pase "de panzazo" la verificación, sería preferible, indiscutiblemente, que el gobierno mexicano de una vez por todas se tomara mucho más en serio la seguridad aérea y ya se destinen todos los recursos para garantizarla, pues no se trata simplemente de pasar revisiones o evitarlas, sino de contar de verdad con todos los elementos correctos para que, sin excusa ni pretexto, tengamos la certeza absoluta de que volar en aeronaves con bandera mexicana es de lo más seguro del mundo
Las pistas del actual aeropuerto presentan hundimientos porque cuando se construyeron no había técnicas de estabilización de suelos, lo mismo va a pasar en santa Lucía, no están estabilizando los suelos antes de ponerles ya sea asfalto o concreto armado , como ejemplo en la carretera de Querétaro se hizo con concreto armado y todos hemos visto como las levantan para reparar la carpeta por falta de estabilización, es increíble lo atrasados que estamos en construcción de aeropuertos y carreteras. Todos los países avanzados estabilizan los caminos y pistas ,en México no lo hacemos .
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