El viernes me ocupé de la insania, excepcional entre las 32 entidades federativas, con que el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, descarga su odio jarocho contra el fiscal general del estado, Jorge Winkler. Supuse que nada sustantivo se podría añadir, pero fue muy sugerente lo que la diputada local panista María Josefina Gamboa Torales escribió: que mientras el mandatario afirma que la Unidad Antisecuestros no da resultados, la Policía Ministerial de su némesis detuvo a dos probables secuestradores, uno identificado como Rafael N, oficial del registro civil en Chiconamel… nombrado por la administración morenista. (De algo menos estremecedor y que en plena 4T despide tufo de corrupción escribe alguien cuyo nombre omito: “Leyendo lo que publicó el viernes, es muy cierto que el gobernador no trabaja como debiera.
Mi molestia es la de mucha gente de mi municipio, Chalma, que colinda con Huejutla, Hidalgo. Circulan taxis chuecos que aumentan mucho el precio del pasaje a ojos de las autoridades del transporte de Veracruz. A principios de año bloqueamos la entrada por el alto cobro ilegal. Se levantaron firmas, fuimos a entregarlas a Xalapa, y no nos tomaron en cuenta. Todo está corrompido. Es claro que siguen recibiendo mochadas las autoridades del transporte ¿Se imagina cuánto dinero reciben cada mes? ¿Usted cree que el gobernador no lo sepa …?”) Otros beneficiarios o colados en la gestión de Cuitláhuac han sido perseguidos y/o capturados por la Fiscalía de Winkler, que también ha procedido contra criminales en que la víctima es de Morena, como el esposo de la actual secretaria del Trabajo, Guadalupe Argüelles que, siendo candidato, fue secuestrado y golpeado. O el del asesinato de la hijita de la diputada morenista Carmen Medel, cuyo esclarecimiento fue puesto en duda (porque el fiscal fue nombrado por el Congreso en el gobierno panista), pero que terminó avalando una comisión legislativa federal. Con el explicable, aunque mal argumentado apoyo del Presidente ("no es corrupto y eso es una bendición.
Es honesto, trabajador y de buenos sentimientos…”), el gobernador Cuiltláhuac García debiera aprender de lo que otros inteligentes gobernantes y camaradas de partido están haciendo en el sensible problema de la creciente inseguridad: Claudia Sheinbaum no se dejó llevar por prejuicios antipeñistas y nombró al muy reconocido por su gran eficiencia ex director de la Agencia de Investigación Criminal de la ex PGR, hoy Fiscalía General, Omar García Harfuch, titular de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia capitalina. Las rivalidades políticas no debieran estar por encima de la urgente necesidad de restablecer la confianza de la población en las autoridades. Ojalá el gobernador se deje de pleitos con Winkler e incorpore un experto en prevención de delitos en su gobierno.
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