La
secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen renunció el domingo en medio
de la creciente frustración del gobierno por la gran cantidad de familias
centroamericanas que están cruzando la frontera sur de Estados Unidos.
El presidente Donald Trump anunció
en un tuit que Kevin McAleenan, comisionado de la Oficina de Aduanas y
Protección Fronteriza, se convertirá en director interino del departamento.
McAleenan es un funcionario fronterizo que goza de buena reputación en el
Congreso y en el gobierno. La decisión de nombrar a un funcionario de
inmigración para que ocupe el puesto refleja la prioridad que le da Trump a
este departamento de gran tamaño fundado originalmente para combatir el
terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Aunque los asesores de Trump
avizoraban un cambio de personal en Seguridad Nacional y ya habían retirado la
nominación para otro puesto clave en cuestiones de inmigración, el suceso del
domingo fue inesperado.
Nielsen viajó el viernes a la
frontera entre Estados Unidos y México junto con Trump para participar en una
mesa redonda con agentes fronterizos y policías locales. Allí hizo eco a los
comentarios del mandatario sobre la situación en la frontera, aunque se
escabulló un rato de la habitación sin dar explicaciones mientras el presidente
hablaba.
Mientras recorrían una
sección de barreras fronterizas recién reconstruidas, Nielsen acompañó a Trump,
presentándolo a los funcionarios locales. Posteriormente regresó a Washington
en una aeronave de la Guardia Costera mientras que el mandatario continuó con
una gira de recaudación de fondos por California y Nevada.
Nielsen estaba cada vez más
frustrada por lo que consideraba una falta de respaldo de otros departamentos y
una creciente intromisión de parte de asesores de Trump, señalaron tres
personas al tanto de los detalles de su renuncia, las cuales hablaron a
condición de guardar el anonimato porque no están autorizadas a declarar sobre
el asunto.
Acudió a la Casa Blanca el
domingo para hablar con el presidente sin saber si sería despedida o
renunciaría. A fin de cuentas renunció, aunque no fue obligada a hacerlo,
señalaron.
Su carta de renuncia no
contenía ninguna insinuación de controversia, a diferencia de las de otros
funcionarios que han dejado este gobierno.
“A pesar de nuestros avances
en reformar la seguridad nacional para una nueva era, he decidido que es el
momento adecuado para que yo deje el puesto”, escribió. “Espero que el próximo
secretario tenga el respaldo del Congreso y de los tribunales para corregir las
leyes que han obstruido nuestra capacidad para proteger completamente las
fronteras de Estados Unidos y que han contribuido a la discordia en el debate
en nuestra nación”.
Hubo tensiones persistentes
entre la Casa Blanca y Nielsen casi desde el momento en que se convirtió en
secretaria, después de que su predecesor, John Kelly, pasó a ser jefe de
despacho de la residencia presidencial en 2017.
Nielsen era vista como
opuesta a algunas de las medidas más duras para el control de la inmigración
respaldadas por el presidente y sus asesores, en especial el consejero Stephen
Miller, en cuestiones relativas a la frontera y en otras, como por ejemplo el
estatus de protección para algunos refugiados.
Una vez que Kelly dejó la
Casa Blanca el año pasado, los días de Nielsen en el puesto parecían estar
contados. Ella esperaba haber sido despedida en noviembre, pero eso no ocurrió.
Sin embargo, en las últimas
semanas, mientras una nueva ola de inmigrantes abruma los recursos disponibles
en la frontera y Trump intenta controlar el asunto con miras a su campaña de
reelección para el 2020, las tensiones volvieron a resurgir.
La gota que derramó el vaso
llegó cuando Trump no le avisó con anticipación ni le dio oportunidad de
dialogar sobre la decisión de él de retirar la nominación de Ron Vitiello,
director interino del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas, para
encabezar esa agencia. Esa medida es vista como parte de una iniciativa de
Miller, partidario de aplicar mano dura para controlar la inmigración, y sus aliados
en la Casa Blanca con el fin de despejar el terreno en el departamento y traer
a más personal que comparta sus puntos de vista, señalaron las personas al
tanto de lo ocurrido.
Nielsen quería hablar con
Trump sobre la medida durante su visita a la frontera el viernes, pero como no
hubo tiempo, solicitó la reunión el domingo. Llegó a ella preparada para
renunciar, según lo que escuchara. Las personas describieron que ambas partes
tenían crecientes frustraciones: el presidente estaba exasperado por la situación
en la frontera y Nielsen se sentía frustrada por acciones de la Casa Blanca que
consideraba contraproducentes.
Queda la incógnita de cómo
McAleenan asumirá el cargo. Teóricamente la subsecretaria de gerencia del
departamento, Claire Grady, es quien debería asumirlo.
Nielsen, quien dijo que
permanecerá en el cargo hasta el miércoles, es la más reciente de una larga
lista de funcionarios que han abandonado el gobierno en tiempos recientes. Las
numerosas renuncias han creado vacíos en la administración a un nivel sin
precedente, debido al temperamental estilo de gerencia del mandatario, su
insistencia en ciega lealtad y su afinidad por improvisar medidas importantes
sin consultar primero a sus asesores.
Nielsen era la mujer de mayor
perfil dentro del gabinete, y su partida deja acéfalo al Departamento de
Seguridad Nacional en momentos en que potras entidades tampoco tienen director
permanente: Patrick Shanahan está de interino en el Departamento de Defensa
tras la salida de Jim Mattis y la administración de la Casa Blanca ha estado a
cargo interinamente de Mick Mulvaney tras la renuncia de John Kelly.
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