A principios del año 2018,
México era un país con muchas cosas buenas y también con otras muy malas, el
desgaste del gobierno era tremendo y la situación era insostenible, por eso el
cambio se tenía que dar, era como si fuera una olla de presión a la que había
que darle alguna salida al descontento.
El cambio de régimen
se dio, eso ya es historia, sin embargo, no todo cambio implica una mejora, se
necesita rumbo. Recuerdo del libro Alicia en el País de Las Maravillas en
que ella va caminando y al llegar a una bifurcación se encuentra al gato y le
pregunta cuál camino le conviene tomar, éste le pregunta “¿a dónde vas?”, y
Alicia le responde “no sé”, a lo que el gato replica “entonces da igual, toma
cualquier camino”.
México llegó a un
parteaguas, estamos cambiando muy aceleradamente, pero el peligro es que el
cambio sea amorfo, que nos convirtamos en una cosa rara que no nos guste y sea
peor que lo anterior que teníamos. La única forma de minimizar el riesgo es que
todos como mexicanos, tengamos una visión compartida y unificada de cómo
queremos ser, puede ser que haya distintos caminos para llegar, unos mejores
que otros, no importa, lo fundamental es que tengamos claro el destino, en qué
nos queremos transformar.
Hoy, me parece que es muy
importante que el nuevo gobierno y, por supuesto, nuestro presidente, nos den
visibilidad de a dónde queremos llegar en el corto y largo plazo, la unión hace
la fuerza y el que todos empujemos la carreta hacia adelante hará mucho más
probable que los mexicanos seamos exitosos en el futuro, sobre todo ahora que
el entorno internacional se está complicando y el presidente Trump quizás
nos va a hostigar continuamente, le ha funcionado muy bien hacerlo para
posicionarse electoralmente.
Pareciera que la
mejor herramienta para dar claridad de rumbo es el Plan Nacional de Desarrollo
(PND), sería muy bueno tenerlo a la brevedad y difundirlo a toda la población,
no todo mundo va a estar de acuerdo, pero la certeza de rumbo y, desde luego,
del destino, siempre promueve la inversión y el crecimiento.
Los indicadores de
empleo y crecimiento se están deteriorando y el tiempo que se está perdiendo
juega en contra de todos.
Evidentemente hay
muchas cosas necesarias de cambiar, pero también hay muchas que están bien y
funcionando, ojalá tengamos tanto el gobierno y los gobernados la sabiduría
para poder distinguir entre qué eliminar y qué mejorar.
Hay que ser
pragmáticos, el cambio ya se dio, tenemos entre todos que lograr que sea un
buen cambio, yo creo que la mayoría quiere que funcione, urge definir a dónde
vamos, habrá caminos más complicados que otros, pero la inacción es veneno para
México.
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