Este 7 de abril entra en vigor el horario de verano, por lo que se
recomienda adelantar los relojes desde la noche del sábado 6 de abril.
Aunque este cambio supone desajustes neuronales y hormonales, ya
que se tienen más horas de luz y menos de oscuridad, especialistas señalan que
las alteraciones se mantienen por tres o cuatro días.
El cambio de luz
ocasiona problemas de sueño y digestivos, fatiga, irritabilidad o dolor de
cabeza. Estos afectan más a niños y adultos mayores porque su cerebro es más
sensible a los cambios”, explica José A. López, vicepresidente de la Asociación Española de
Siquiatría Privada.
Para mantenerte ajeno a estas reacciones, es importante tomar
medidas para que el horario de verano no afecte tu salud.
No tienes que cambiar tu rutina de sueño
Tu
necesidad de sueño no cambia
de invierno a verano, por eso es esencial mantener un horario regular
los siete días de la semana, explica Colleen
E. Carney, director del Laboratorio del Sueño
y Depresión en la Universidad de Ryerson en Toronto, Canadá.
Agrega
que si regularmente duermes siete horas al día y ese tiempo es suficiente para
recuperarte, no intentes pasar más de nueve horas en la cama pensando que es
así vas a recuperar energías.
Toma tus alimentos en el horario habitual
Toma
en cuenta que el tiempo se adelanta una hora, pero tu reloj interno no, por
ello trata de ajustar el horario de tus comidas. Por ejemplo, si regularmente comer a las tres de
la tarde, intenta hacerlo a las dos, así no alteras el trabajo al que está
acostumbrado tu aparato digestivo.
Anticipa tu descanso
Carney reconoce que la mayoría de las personas toleran
el cambio de horario y se recuperan rápido, pero para prever alguna
alteración recomienda acostarte 15
minutos antes a lo acostumbrado y levantarse 15
minutos más temprano. Así en cuatro días te habrás ajustado.
Dosis de melatonina
En
casos de que el cambio te afecte notablemente, especialistas sugieren tomar
una dosis de melatonina, por uno o dos días. Esta hormona regula
los ciclos de sueño y vigilia en las personas sensibles. Todo debe ser bajo
supervisión médica, señalan Elisabeth
Herrero y Jordi
Esquirol, especialistas en Medicina Familiar y Preventiva.
Realiza actividad física moderada
Mantenerte
activa con ejercicio físico leve ayuda a ajustar tu reloj interno porque
favorece la producción de serotonina, un neurotransmisor que interviene en el control
del sueño y vigila.
Conviene dar una caminata, aconsejan Herrero y Esquirol.
Especialistas
afirman que la mayoría de las personas se ajustan rápidamente al horario de verano,
aunque en la primera noche podrían sufrir alteraciones en el sueño.
En estos casos lo ideal es tomar una siesta para recuperar las horas pérdidas.
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