"Especialmente para una economía rica como es la de Alemania, cuyos valores son continuamente elogiados, este es un hallazgo más que vergonzoso y deprimente”, aseguró Thomas Krüger, presidente de la Oficina Federal para la Educación Política, a la cadena de televisión pública germana.
Del informe se desprenden también las razones y las consecuencias de esta “pobreza estructural”, de acuerdo con las palabras de Krüger.
Los autores del estudio han combinado datos de las estadísticas oficiales con resultados empíricos en el campo de la investigación social.
En el Datenreport 2018 se entiende como población empobrecida a aquellas familias cuyos ingresos netos son inferiores al 60 por ciento del ingreso medio en Alemania.
Esta apreciación va en concordancia con la definición que hace la Unión Europea de pobreza, es decir, la situación en la que las familias tienen recursos tan bajos que no pueden disfrutar del modo de vida aceptable del Estado en el que viven.
Los niños y los jóvenes de hogares con padres o madres solteros tienen más probabilidad de verse afectados, explicó Krüger. Lo mismo sucede con niños de familias con un origen migratorio.
El riesgo de pobreza se multiplica casi por tres en estos casos, indica el Dateneport. Además, el peligro de cruzar el umbral de la pobreza supera incluso la mitad de menores cuando se trata de niños que no tienen el pasaporte alemán.
También la educación juega un papel fundamental a la hora de determinar si los niños en Alemania bordearán el límite de la pobreza.
“En Alemania, las oportunidades educativas de los niños siguen estando muy influenciadas por su origen social”, declaró Sibylle von Oppeln-Bronikowski, de la Oficina Federal de Estadísticas.
En 2017, más de la mitad de los escolares de Enseñanza General Básica (Hauptschule) vivían con padres que solo tenían esa titulación básica (42 por ciento) o que no tenían ninguna titulación (14 por ciento).
En cambio, la mayoría de los escolares (65 por ciento) que habían entrado al Liceo o instituto de Enseñanza Media (Gymnasium) vivían con padres con esa titulación o alguna otra similar.
Asimismo, el estudio examinó el comportamiento de los niños en su tiempo libre, y los resultados apuntan a que aquellos menores con riesgo de pobreza tienen estilos de vida menos saludables ya que realizan menos deporte y tienen una dieta menos sana.
“En el siglo XXI, en el que la educación es la herramienta clave, todo depende de que se invierta más dinero en el sistema educativo”, dijo Thomas Krüger.
Esa es la razón por la que pide que se destine más dinero a la educación en la primera infancia. Según Krüger, las investigaciones en el campo de la educación muestran que el futuro de los más pequeños se comienza a determinar de manera muy temprana.
El Datenreport 2018, como se denomina el informe que se dio a conocer en Berlín, es una publicación conjunta de diferentes organizaciones: la Oficina Federal de Estadística, la Oficina Federal para la Educación Política, el Centro Científico de Berlín para la Investigación Social y el Panel Socio-Económico.
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